Hay una vivienda en la barriada El Amparo de Dos Hermanas donde, a la hora de empezar el colegio, suena el piano a ventanas abiertas. Hoy el aire tibio de abril mezclaba un arabesque de Debussy con el tic «Mire»en modo perpetuum mobile de la vicepresidenta en una entrevista radiofónica (Aznar y Rajoy son más de «Mirusté»). Soraya, muy crítica con el autobús de la corrupción, se escudó en su condición de miembro del gobierno para evitar el más mínimo reproche a la posibilidad de Le Pen en el Elíseo. Soraya soslaya por si acaso. La posibilidad de una isla, que diría Houellebecq…

Menos mal que nos queda Portugal, que dirían los Siniestro Total.

Al final la concentración convocada por la Plataforma Sevillana contra la Guerra ha sido manifestación. He acompañado a Marea por la Paz y también he compartido recorrido con Antonio Rodrigo Torrijos, Sebastián Martín Recio, Manolo Velasco y compañías viajeras de plataformas y mareas, el asfalto calentito y moteado por la cera penitente. Y he echado de menos a dos personas muy queridas, maldita sea; ojalá podamos recorrer pronto, de nuevo, esas mismas calles.

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