Apre(he)nder

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Compañeras y compañeros de Sanlúcar la Mayor, Valencina, Camas, Salteras… Ahora les pongo nombres, conversaciones, inquietudes y fechas de visita, historias de sus ayuntamientos, sus asambleas, lo que pasa en sus pueblos, sus espacios de reuniones, sus sedes.

Siempre intento aplicarme el optimismo de la voluntad como ungüento para las relaciones humanas. He comprobado, casi podría demostrarlo científicamente, que se aprende tanto de las personas como de los colectivos, y también de aquellas dentro de estos. Es cierto que no basta con aprender para hacer bien las cosas, pero mi optimismo gramsciano sí sirve para apreciar las enseñanzas de cada cual. En la vida como en esa pieza transversal de la vida que es la política, la agenda es un mundo.

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