Etiqueto esta semana

con la canción Tes desirs font desordre, de Cali y Dominique A, una suerte de Insurrección dulce, banda sonora de un primer lunes de abril con María Cortijo ilustrando Estampa Popular Sur a nuestra cuadrilla comunista, resolviendo el enigma del retrato a lápiz que su padre nos dedicó hace décadas.

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I’ve changed my routine now I’m clean.

Resurrección rima con

Robert Wyatt: me paso la mañana redescubriéndolo por culpa de un artículo publicado en Nuestra Bandera (El intangible hilo rojo en la historia de la música pop; conquistas y rupturas), del que cabría una playlist (rebujo, que lo etiquetaba mi amigo Miguel Ángel Pernía cuando las casetes Basf, TDK, etc.) con RW, Los Prisioneros, la recopilación The Red Songbook del partido IWW, The Clash, Billy Bragg, The Housemartins y los indies June Brides, McCarthy (origen de Stereolab) o Gang Of Four.

Basta un cretino

para ponerte los pelos de punta. Lo cantan The New Raemon & McEnroe en Montañas. El algoritmo conduce la música más apropiada contra el acuaplaning. El agua de la mañana no cesa y aplasta cualquier esbozo enmarañado; llueve hasta dentro del aparcamiento subterráneo. La asamblea memorialista de Gavidia se muda por unas horas a la antigua cárcel de La Ranilla, es gente inasequible al desaliento, cubren las rejas con pancartas y banderas tricolor, colocan su simbólica Pico Reja sobre el acerado y hacen sonar Para la Libertad.

Gavidia en La Ranilla

Leyendo Mundo Obrero

encuentro unas cuantas frases que pongo aquí en fila india por lo que puedan servir. "Hay que mirar con un ojo al camino y con el otro al porvenir", escribe Miguel Usabiaga, quien más adelante cita a Saint-Exupery: "Si quieres construir un buen barco, antes de poner a trabajar con los planos y la madera a los mejores ingenieros y artesanos, tienes que suscitar en ellos el deseo de la mar".