Mientras nos entretienen con las embajadas catalanas, las grabadoras debajo de la mesa, los masters y tesis en blanco o copy/paste, las verdaderas cloacas del sistema han provocado que más de 8 millones de personas sufran exclusión social en nuestro país, según el Informe Desprotección Social y Estrategias Familiares de la Fundación FOESSA, que advierte que «existen 6 millones de personas en situación de integración social muy débil que podrían caer en la exclusión si empeorase la situación económica«.
Según este estudio, que puedes descargarte aquí, el 90% o más de los hogares españoles están peor que hace 10 años en su capacidad para ahorrar, hacer frente a una reforma necesaria en la vivienda, llegar a fin de mes, tener una semana de vacaciones al año, tener estabilidad económica en el empleo, pagar refuerzos educativos a sus hijos/as, hacer frente al pago de los suministros básicos (luz, agua…), comprar medicinas necesarias, comer carne o pescado tres veces por semana o resistir a una nueva crisis económica. Con el agravante, no visto desde los tiempos del blanco y negro, de que tener un empleo en casa no es garantía de supervivencia («trabajadores/as pobres»).
Lo interesante de este informe, además de la foto fija de la pobreza en nuestro país (con datos de 2017), está en el análisis de la resiliencia familiar a la hora de hacer frente a la situación, teniendo en cuenta que, como escribe Lucía Martínez Virto en uno de los artículos del documento, «la crisis ha puesto en evidencia los propios límites del sistema de protección social», por lo que la capacidad de resistir de muchas familias ha supuesto un coste importante en ajuste de alimentación y consumo, es decir, que «ha instaurado en muchos hogares la mala salud física y mental (…), el aumento de tensión y conflicto o la ruptura de vínculos».
Con el drama social de las desigualdades, al igual que sucede con los asesinatos machistas, la anestesia mediática de nuestro país -es decir: enfocar la luz hacia un lugar accesorio para dejar en sombra lo importante- es una versión española de lo que contó recientemente Noam Chomsky sobre Estados Unidos de América:
Mire la televisión y las portadas de los diarios. No hay más que Trump, Trump, Trump. Los medios han caído en la estrategia que ha diseñado Trump. Cada día les da un aliciente o una mentira para situarse él bajo los focos y ocupar el centro de atención. Entretanto, el flanco salvaje de los republicanos va desarrollando su política de extrema derecha, recortando derechos de los trabajadores y abandonando la lucha contra el cambio climático, que precisamente es aquello que puede terminar con todos nosotros.
«Y a los niños que vendrán (alguien tendrá la culpa) / Si quedan deudas que pagar (alguien tendrá la culpa) / Que no mirén mucha al cielo (alguien tendrá la culpa) / El dinero cae siempre al suelo (alguien tendrá la culpa aquí)».