Decía Galeano que el subdesarrollo no es una etapa del desarrollo, sino su consecuencia. En la historia de la Humanidad, el señor declara la guerra y el siervo se deja la vida en el campo de batalla. En la sucia guerra económica del neoliberalismo actual, Trump (el corrector ortográfico del móvil lo cambia por truño, a ver…) declara la guerra del proteccionismo a Europa y la clase trabajadora es la que sufre las consecuencias, para variar.
Esta mañana hemos asistido a una gran concentración ante el consulado de los Estados Unidos en Sevilla. Allí hemos coincidido con el adversario económico andaluz, la patronal Asaja, que niega el pan y la sal a quienes trabajan sus tierras, a sus representantes sindicales y a todo el que le pida dignidad en las condiciones laborales del campo sevillano. Por eso, nuestra presencia ha sido para defender los puestos de trabajo de quienes sufren en sus mejillas, como siempre, las bofetadas que otros dan en las alturas.
Nuestro coordinador @manololay junto al secretario provincial de @ccoosevilla Alfonso Vidán y con alcaldes/as y cargos de IU en defensa del campo y de l@s trabajador@s de la #aceitunademesa pic.twitter.com/hyzfC1Gmwi
— IU Sevilla? (@iusevilla) 5 de julio de 2018
Resulta sorprendente que quienes mueven los hilos del capitalismo global, como el nefasto presidente norteamericano, pretendan quedarse con todas sus ventajas y ninguno de sus inconvenientes. La champions league de las transnacionales compran y venden sin fronteras, y sus códigos no contemplan ponerle puertas a ese campo, a no ser que quieras jugar a otra cosa. Los aranceles que impone Trump a la aceituna negra de nuestra tierra es un bumerán que puede rasurarle la cabellera, pero mientras eso sucede, la Sierra Sur sevillana paga los platos rotos.
En la concentración hemos coincidido con nuestra alcaldesa de El Saucejo y con los alcaldes de Pedrera, La Roda y Arahal. Nuestra preocupación en este conflicto está en las casi 500 personas que trabajan en la mayor productora del mundo, la cooperativa AgroSevilla, la mitad de las cuales son vecinas y vecinos de La Roda de Andalucía, una cantidad equivalente al número de desempleados/as que tiene el municipio. Y no sólo: se trata de defender un tejido productivo que gira, en buena parte, en torno a la aceituna de mesa, igual que en otros pueblos ocurre con el aceite.