Este artículo de Diario de Sevilla, si los datos que expone y sus entrecomillados son ciertos (nunca confiar en los no-do’s del trifachito), otorga otorga al antiguo hospital militar -que conocí bien por circunstancias familiares- el carácter simbólico de la decrepitud al que llegó el gobierno de Susana Díaz.
Dice el artículo: «Se logró un presupuesto de 55 millones de euros y empezaron las obras en 2006, pero en julio de 2011 se paralizaron. Al parecer, la falta de liquidez de la Junta obligó a detener los trabajos». Y más adelante añade que semanas atrás se desmontó la grúa deteriorada «cuyo alquiler se venía pagando durante todos estos años con la única finalidad de hacer creer a los sevillanos que había una actividad que era irreal».
Entiendo que el entrecomillado alude a unas declaraciones realizadas por «fuentes consultadas de la Consejería de Salud». Si son verdad, el problema no es el coste de 8 años pagando el alquiler de una grúa cuya función principal era de espantapájaros para los cacos y de engañabobos para el común de los mortales. También lo son sus consecuencias, que pagamos ahora.