Dicen que en las autopistas de Australia han puesto vallas con preguntas del trivial para evitar que la gente se duerma mientras conduce, aunque la broma es que las carreteras son tan rectas y largas que puedes echar una cabezada durante kilómetros sin toparte con nada. A mí me pasa lo contrario: mientras voy al volante mi cerebro circula en presente continuo, cambiando de ventana, como si fuese pasando pantallas de un smarphone.
En la memoria de esta semana que termina guardo imágenes de un cartel en la sede de Pro-Derechos Humanos, colocado sobre una mesa, que dice: «Todos somos descendientes de un emigrante africano». También guardo las notas que escribí para la asamblea de Los Palacios, donde el miércoles pasado se eligió por unanimidad a Juanma Valle como candidato a la alcaldía. De esa asamblea hay algunas fotos, una de ellas muy especial, con Lucía Ramos, a quien cité expresamente en mi intervención porque, como pasa en mi propia casa, convivir con un zoón politikon 24 horas al día no es como echar un huevo a freír.
Del día en que Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo participaron en el Foro Nueva Economía apunto aquí algo más que imágenes: en concreto, la frase «menos testosterona y más oxitozinas», y también una quemazón en la boca del estómago (cortesía de mi hernia de hiato) que me ha acompañado durante estos días, irritándote, igual que una etiqueta rasposa de jersey. Fue el jueves de la llegada verdadera del otoño, la primera ocasión en que te pones ropa de abrigo y sacas de los bolsillos recuerdos de los últimos días de frío anteriores al verano, a saber: una hoja de «Información Obrera» que me darían en alguna manifestación, un folleto del Movimiento Andaluz por la Educación Pública, la solicitud de una analítica de sangre en el ambulatorio de Santa Ana (del 3 de abril) y una entrada del Festival Soberao Jazz.
Del mismo jueves conservo la pizarra de la asamblea que hubo en el centro cívico Soto, Saborido y Acosta, en La Ranilla, donde casi 40 personas vinculadas a la memoria histórica se han juntado en la plataforma «Gambogaz para el Pueblo«, sobre la que iré informando por aquí en los próximos días.
Por último, el antiguo Hospital Militar, que desde Marea Blanca se viene reivindicando su rehabilitación para que deje de ser un edificio fantasma y se recupere para la sanidad pública andaluza. A pesar de que las previsiones meteorológicas no han permitido realizar el acto como estaba previsto, la concentración ha contado con la participación de personas venidas de pueblos y ciudades del Bajo Guadalquivir, de Sevilla, del Aljarafe y hasta de Pedrera o Cádiz, y también de muchos colectivos sociales, activistas y sindicales. Particularmente me siento orgulloso de la presencia de bastantes compañeros y compañeras de muchas asambleas de IU.
En ese presente continuo de mi cerebro he vuelto al lugar donde me hicieron mis primeros empastes (han llovido décadas y todavía no se hacen en el SAS), operaron a mi padre a vida o muerte y a mi madre le quitaron la vesícula. La respuesta correcta del trivial sería: sólo mis empastes permanecen.