Hoy a las 8 de la mañana han comenzado los trabajos de localización de nuevas fosas de asesinados por el franquismo en el cementerio de Espartinas. José María Calado me ha enviado fotos de los primeros picotazos al empedrado del suelo. En Dos Hermanas empezaron el lunes de la semana pasada, con un contratiempo que ya se está resolviendo. En un corto plazo se constituirá el Observatorio de Memoria Democrática de la Diputación de Sevilla al completo y hoy mismo -gracias Rafael Escudero Alday por recordármelo- se ha publicado en el BOE la convocatoria para seleccionar las entidades memorialistas que formen parte del Consejo de Memoria Democrática.
Cuatro noticias encadenadas que avanzan en la aparición de los desaparecidos y en las políticas públicas dirigidas a garantizar la no repetición de un tiempo de terror, represión y exilio. Pero no siempre hay avances. Desafortunadamente, en Carmona faltan mimbres democráticos suficientes para reconocer que el pasado exige derechos. Allí las víctimas del franquismo aún siguen ocultas por ese verdugo de la historia que convierte las leyes de memoria en estatuas de sal.
Por eso la semana pasada participamos en el homenaje reivindicativo a las personas asesinadas en el muro del antiguo cementerio municipal carmonense, donde hoy hay un parque triangular cuya hipotenusa se denomina Avenida de la Democracia. Según relató nuestro compañero Manuel Barrios, en el interior de ese antiguo cementerio fueron localizadas tres fosas «y una cuarta en el patio de los ahorcados, donde fueron enterrados los curas vascos». En la fase de localización y exhumación realizada en la primavera de 2007, como consecuencia de la urbanización de aquellos terrenos, aparecieron restos en diferentes zonas «y asi están recogidas en el mapa de fosas de la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía».
Las organizaciones convocantes (PSOE, Izquierda Unida, la asociación Curro Elías y la Federación Estatal de Foros por la Memoria), exigen la declaración de la zona como Lugar de Memoria Democrática y que se ponga un monumento o monolito que recoja los nombres de las doscientas tres personas fusiladas en la localidad.
En Carmona, el angelus novus de Paul Klee miraría aterrado aquel pleno municipal donde el alcalde y el concejal José Ricardo, ambos populares, afirmaron «que ya está bien de hablar de los muertos en las cunetas, que ese es un cuento muy viejo y que lo que pretendemos es reabrir viejas heridas».
Otros gobiernos municipales del PP han sido menos intransigentes. Écija, Lora del Río o Mairena del Alcor, las tres con mayorías absolutas, ninguna de ellas sospechosa de desdén ideológico, han presentado proyectos que dicen verdad, justicia y reparación, al igual que más de la mitad de los ayuntamientos de la provincia.
Sabemos que los senderos de la memoria y de los derechos humanos son largos e imbriados; también sabemos que, por muy tortuosos que los pinten, más tozudos serán quienes los transiten.
