Luna de agosto, neoanglicismos, placeres familiares
La suerte de haber podido poder disfrutar de algunos días de desconexión (al menos parcial) gracias a la generosidad de familiares y personas queridas; de poder acompañar al Caballero de la Triste Figura desde Argamasilla de Alba hasta el Puerto del Rey, y vuelta; de poder observar el cielo azul y la luna de agosto desde un balcón privilegiado, sin contaminación de luces y ruido. A pesar de algunos desatinos de la vida ajena, que afectan a la propia, la vuelta a la normalidad, ni nueva ni normal, es regeneradora, y me siento afortunado de tener la sensación (al menos de tenerla, digo), de haber aprobado algunas asignaturas que tenía pendiente del curso anterior.