El desempleo vuelve a subir en la provincia de Sevilla, y lo hace con la mayor virulencia de los últimos años: 4.732 nuevas personas sin empleo remunerado han engrosado las listas del SAE, lo que dispara la cifra total hasta 195.374, una auténtica barbaridad. Casi uno/a de cada cuatro sevillanos/as (24,16%) no tiene trabajo y, lo que es aún peor, 72.459 (un 36,67%) no reciben ningún tipo de prestación.
Cada mes hacemos valoración de las cifras del paro y uno tiene la sensación de encontrarse, en un intervalo de treinta en treinta jornadas, afectado por el complejo de Bill Murray en el Día de la Marmota. Si llega el buen tiempo o las vacaciones, el desempleo baja a cuenta de los contratos malpagados de las temporadas turísticas y la agricultura; se acaban los contratos de temporada y el paro vuelve a subir. Los gobiernos, uno detrás de otro, dan por hecho que esto es lo que hay y, lo que resulta aún más preocupante, legislan para que las contrataciones sean todavía más precarias y seguir inflando cifras a costa de las desigualdades de la clase trabajadora.
Nada nuevo bajo el sol, como escribió Galdós en sus ‘Episodios Nacionales’ hace más de un siglo: «Los políticos se constituirán en casta, dividiéndose hipócritas en dos bandos igualmente dinásticos e igualmente estériles, sin otro modo que tejer y destejer la jerga de sus provechos particulares en el telar burocrático. No harán nada fecundo, (…) no suavizarán el malestar de las clases proletarias. Fomentarán la artillería antes que las escuelas, las pompas regias antes que las vías comerciales y los menesteres de la grande y pequeña industria. Y por último, acabarán por poner la enseñanza, la riqueza, el poder civil, y hasta la independencia nacional, en manos de lo que llamáis vuestra Santa Madre Iglesia».