Una città della mente

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Me cuenta el compañero Antonio L. Girón que, entre finales de 1990 y principios del 91, paseó con Pietro Ingrao por Granada, desde el Albaicín hasta el mirador de la Alhambra, donde, al asomarse, el dirigente comunista italiano exclamó: «Una città della mente».

Más tarde, nada más llegar a la sede del PCA de la ciudad, sonó el teléfono. Al camarada que lo cogió, en cuanto oyó a su interlocutor, se le cambió la cara. Al otro lado del aparato, Achille Ochetto, entonces Secretario General del Partido Comunista Italiano, quería hablar con Ingrao.

Aquella llamada, me cuenta Antonio, fue para comunicar que se iba a proponer la disolución del PCI, hecho que ocurrió el 3 de febrero siguiente.

Pietro Ingrao tenía entonces 75 años. El pasado 27 de septiembre, con los cien cumplidos, falleció en Roma. Un siglo pidiendo la luna.

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Por la tarde, encuentro en Olivares con compañeras y compañeros de la comarca del Aljarafe, ponerle nombre y ubicación a caras de militantes que conocía de vista de otros encuentros, hablar y preguntar y ponerte a su disposición, intercambio de teléfonos y compromiso de visita a las asambleas.

Relámpagos a lo lejos en el camino de ida, rotondas y adosados que no recordaba de mi último paso por Salteras, y relámpagos a lo lejos en la vuelta, que han dejado calles anegadas y barrios empantanados en Dos Hermanas. Imágenes que, no por repetidas de años atrás, dejan de ser tristes.

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