Hay veces en que un huevo

es igual a una castaña y/o los obstáculos son el camino; que, como dice Ismael Sánchez, el mérito es seguir vivo (versión punk de la maravillosa Lo raro es vivir de Martín Gaite). En la radio entrevistan a Jordi Sevilla. Sus reflexiones sobre la partitocracia son interesantes, aunque están contaminadas por el historial político del autor que las conduce. En la película del fin de semana pasado sonó Heaven Knows I’m Miserable Now, pero el joven nostálgico amanece con las lágrimas de Juliette Binoche al escuchar Electricity.

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Losing my religion.

PutoDefenderEspaña.

A la derecha también le pasa: había más gente concentrada en el Sánchez Pizjuán que en la convocatoria putodefenderEspaña de las cavernas sevillanas. En la Puerta del Sol, además de rosarios y cantos patrióticos, los herederos del franquismo nos endosan una dictadura desde el mismo púlpito isabelino que no arrebató el concepto de libertad. Mientras, en una galaxia lejana, Milei recibe el apoyo de Mariano Rajoy y Vargas Llosa, para quienes el candidato ultra argentino «tiene un diagnóstico muy acertado respecto del problema económico del país”. Apuesto a que ese diagnóstico lleva el marchamo de tres perros (los de Milei), bautizados con los nombres de tres economistas ultraconservadores estadounidenses: Murray Rothbard, Milton Friedman y Robert Lucas. Nada original, prefiero los gatos parlantes de las novelas del eterno-no-nobel Murakami.

Nunca dejar de descubrir.

«Si la especie humana quiere ir hacia el apocalipsis, estupendo. Yo no lo puedo evitar. Lo que voy a hacer es tratar de preservar las pistas que de verdad me alimentan como ser humano e intentar convencer a aquellos con los que pueda hablar de la conveniencia de hacerlo así». (Aplíquese a la vida esto de Santiago Auserón sobre la distribución digital de la música).