Entre el caos y la belleza

El martes volvimos a coincidir con las trabajadoras (y algunos trabajadores) de los comedores de colegios, hospitales, centros públicos administrativos, etc. Esta vez, la voz de este colectivo se trasladó a la puerta del Parlamento de Andalucía, donde estuvimos María Izquierdo, José Antonio Mesa y un servidor; más tarde bajó Elena Cortés (aprovechando el final de una comisión) y llegó Fran Martínez.

Sólo han pasado un par de días entre la visita de Miguel Ángel Bustamante a Lora del Río y la iniciativa que ha registrado en el Congreso sobre el asunto que lo llevó allí. La reacción del gobierno local ha sido inmediata, enviando notas de prensa diciendo que el que no corre, vuela. Muy del estilo bipartidista, ya sabemos, pero lo importante era provocar esa reacción y, en ese sentido, misión medio cumplida (esperamos acontecimientos).

La permanencia

Un montón de cosas dejadas atrás, pero sin irse. No puede irse, porque en 80 años no se ha ido, la celebración de la Desbandá, donde estuvieron compañeras y compañeros de IU el pasado fin de semana, ni tampoco las sesiones de la Escuela de Invierno que ha habido en Rivas Vaciamadrid, ni la Jornada Diamantino García que se celebró en Osuna sobre educación.

Ayer, mis compañeros José Antonio Mesa y Miguel Ángel Bustamante hicieron doblete: en Lora del Río, primero, con representantes de la Plataforma Pro-Paso A Nivel de Hytasa; y luego anduvieron en un acto multitudinario en Peñaflor, con su/nuestro alcalde y otros representantes políticos y sindicales (Libertad, Fidel, Óscar…). Mientras tanto, yo estuve en la asamblea de Marea Blanca en Sevilla, que además de color, ha cogido forma.

Vidas cruzadas

Lo que me gustaría es hacer como en esas películas corales que cuentan vidas paralelas de muchas personas que tienen algún tipo de nexo. Por ejemplo, contando que, a las 10 de la mañana, mientras yo subo en ascensor a la planta 4 de la sede de CCOO para verme con Carmen Ortiz y Carlos Aristu, algún compañero o alguna compañera de Bollullos de la Mitación está echando un vistazo a la sala de Casa de la Cultura donde, a las 6 de la tarde, la gente de la PAH de Coria hablaría de las cláusulas suelo en las hipotecas y, por seguir trasladando la cámara, un minuto más tarde estarían Fran García, Paqui López y Marisol llevando los alimentos recogidos por IU Dos Hermanas a la nave de la Asociación de Amistad con el Pueblo Sáharaui, justo en ese instante en que Manuel Martín abría la puerta del conservatorio de Osuna, donde Fahmi y Rami Alqhai darían el concierto por la tarde. Y Juan Morillo, en la sede, estaría poniendo sobre mi mesa una carpeta con documentación de la VI Semana Republicana, mientras… y así repasando lo cotidiano, ventana indiscreta o…

Distopía

Nos pasamos el día combatiendo la palabreja de moda (o al menos todos los días la mencionan en el programa El Ojo Crítico). A veces se consiguen avances, como cuando dos centenares de trabajadoras de los comedores escolares tuercen el brazo a la Junta de Andalucía y a los molinos de viento.

Son pequeños logros que rompen con la dinámica de la ‘utopía negativa’, la sociedad indeseable. El gran logro sería, al menos en mi opinión, que las personas que trabajan en esos mil comedores de escuelas públicas no dependan del concepto de negocio, sino de esos otros factores que nunca computan en el PIB: la calidad de los menús que comen niñas y niños, la garantía para sus madres y padres de que están en buenas manos y la seguridad de los derechos laborales de quienes trabajan allí.

Bárbaros de élite

Fuentes de Andalucía ya sorprende a paso ligero pero, cuando curioseas un poco, invita a detenerse en los detalles, a dejar la prisa en el desvío de entrada por la autovía. Es lo que estaba pensando por la mañana cuando la radio suelta el portazo de la inflación: la electricidad, los carburantes y las hortalizas, tres básicos del día a día, riéndose de la ridícula subida de las pensiones y de la igualmente ridícula propuesta de subida de los salarios propuesta por la patronal.

El mantra empresarial ya es conocido: si todo va sobre (sus) ruedas, hay que moderar los salarios para que la economía siga creciendo; si las cosas van mal dadas, hay que moderar los salarios para que la economía crezca. The winner takes it all, esa doctrina camarote que vale para liberales como Esperanza Aguirre y Aznar y para la que ahora llaman liberal progresista en Ciudadanos, vaya, la pólvora de toda la vida, la diferencia entre los Bárbaros de élite y los Bárbaros de toda la vida de Clash Royale.

En los campos pueden calentarse quemando artículos sobre «el drama de los refugiados», dice Isaac Rosa, y estoy de acuerdo, incluso creo que deberíamos secundar su ejemplo, convertirlo en campaña, que no les jodan más la vida, y hacerlo extensible a los discursos de estos días a -22ºC en Davos, desde las palabras escritas en chino por Xi Xinping hasta las estupideces de Biden, pasando por la señora Mayo y las toneladas de celulosa que acumulan las burocracias de Bruselas, el FMI, el Banco Mundial o todo Sursum corda que se precie en este mundo de tejemanejes con el ser humano.