Las canciones del final de la noche

Imagina un club algo casposo a las tantas de la madrugada, un escenario cromado con una bola de cristales cansada de girar en el techo. Las pocas mesas ocupadas están llenas de vasos y copas vacías, las escasas personas algo pasadas de rosca y aplomadas, un par de camareros recogen el local, mirando sus relojes, esperando algo que no llega.