Las canciones del final de la noche

Imagina un club algo casposo a las tantas de la madrugada, un escenario cromado con una bola de cristales cansada de girar en el techo. Las pocas mesas ocupadas están llenas de vasos y copas vacías, las escasas personas algo pasadas de rosca y aplomadas, un par de camareros recogen el local, mirando sus relojes, esperando algo que no llega.

En esto que sale al escenario el músico vestido de blanco, dice Bonsoir y se sienta frente a un sintetizador. Su aspecto físico es algo así como el que tocaba la guitarra en ABBA, tal vez más guapo. Le da a un botón del teclado y empiezan a brotar sonidos enlatados, él pone las manos sobre las notas pero no se sabe bien qué está tocando de lo que suena, mientras canta en francés con una voz que a veces parece femenina.

La gente lo mira al principio, pero en apenas un minuto se pasa la novedad y se vuelve a la conversación inocua, o al bostezo.

Cuando acaba la primera canción, el músico dice Merci a los cuatro aplausos desmotivados y se presenta: su nombre artístico es Ricky Hollywood. Una pareja se escabulle en cuanto empieza el segundo tema.

Sé que no es así. Sé que no podía ser más apropiado. A mí me encanta.

PD: Ricky Hollywood publicó el pasado viernes ‘Le sens du sens’, que puedes escuchar en Spotify o YouTube.

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