Cada persona muere solo una vez, excepto El Padre De Mi Amiga, que me recuerda a aquel personaje de Cortázar -El Que Te Dije- en El libro de Manuel’.
Uno puede colarse por una grieta, pero no puede derribar un muro. Ni siquiera un lunes de aterrizaje suave, siempre inconcluso, como aquella canción americana de cuando U2 dejó de meterse en jardines.
Dice García Albiol que esto acabará como Francia. Ojalá sea cierto y, como ocurrió hace 80 años con La Nueve en París, nuestro país quede libre del nazifascismo.
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