Maneras de vivir

Los niños son como […aquí una broma políticamente incorrecta…]: cada descubrimiento es una traca. Ayer, mi pequeño Marcelo me ayudó a tender la ropa y me preguntó si sabía que «hay un país muy grande muy grande que se llama Estados Unidos». Era la primera vez que mencionaba conscientemente al imperio (cosas de un capítulo de Doraemon) y, también, la primera que tendía unos calcetines con unas pinzas; en ambos casos, su emoción ante nuestra rutina.
Extraños en el escaparate

Hay otros mundos, pero están en este. No sé si el poeta Eugène Grindel, autor de la frase, llegó a imaginar la dimensión de una afirmación tan desastrosamente actual, hasta el punto de que esos otros mundos no sólo existen, sino que son abrumadores, son este, y ahora los otros son los menos.
En nuestra ciudad decaída, los otros mundos son legión: legión de personas desempleadas, de personas en riesgo de exclusión, en riesgo de desahucio/lanzamiento, con los saldos en números rojos, con el contrato de trabajo en precario o a cuatro días de cumplirse, en las listas de espera de las consultas del psiquiatra o los servicios sociales municipales.