Durante treinta años viví en un piso bajo de un edificio de cuatro plantas, por mi ventana pasaba la gente y nunca sabías si se miraba en el cristal o husmeaba por el interior. Ahora, en las noches de ventanas abiertas, desde la cama puedo ver las copas de las palmeras a la altura de mis ojos, y, más allá y más abajo, las farolas encendidas de la avenida Ramón y Cajal, que tantas veces recorrí camino del instituto, e incluso, a lo lejos, hundidas en la Sevilla al nivel del mar, las balizas de luz roja en lo más alto del puente del Centenario.

La imagen de esta porción de ciudad, a la hora tibia en que el pueblo se recoge, es una de esas instantáneas que permanecen en el tiempo y persigues cada verano.

En aquella habitación de estudio apuntando al piso bajo del bloque de enfrente, nunca vi a Audrey Herpburn cantando en el alféizar de su apartamento, ni siquiera llegué a imaginar que algo parecido pudiera ocurrir, así que nunca me creí George Peppard, en su papel de escritor enamorado, y mi historia de adolescente se alimentó de realismo mágico, es decir, de encontrar a personas de la vida real que no necesitan, como la amada de Serrat, lavarse cada noche con agua bendita.

Hoy, desde mi habitación con vistas, intento, o aspiro al menos, leer la vida como la escribo, y viceversa, lo que resulta todavía más doble tirabuzón. Respecto a la canción más hermosa del mundo, tal vez Moon River, me queda bien lustrosa, al cabo de los años, junto a otros cientos de momentos íntimos o compartidos y disfrutados con gente como, por ejemplo, tú.

AgitPop

Una guía imprescindible para quienes seguimos empeñados en hacer de la importancia de la memoria democrática una realidad cotidiana.

Reseña de Mauricio Valiente.

La música del azar de este 2025, que me acompaña en el día a día, en casa, en el tren o en la carretera. Cada vez que algo nuevo me gusta, lo añado. Tal vez no encuentres una lista de grandes éxitos, pero no soy yo quien decide: son ellas, las canciones, quienes me eligen a mí.

Cancionero 2025 en Spotify.

No he visto Oppenheimer y creo que tampoco Interstellar, pero me ha gustado bastante el debut en guión y dirección (1998) de Christopher Nolan, titulado Following, «rodado en blanco y negro y en 16 mm, durante los fines de semana y con un presupuesto de 6.000 libras», según Filmin.

Reseña en Wikipedia.