Arquitectura y moralidad

Resulta que no necesitamos un estadio para aplaudir, que nos vale con una plaza, una calle, unas ventanas de bloque de pisos vpo, balcones o azoteas, comunismo de palmas en plena distancia social, sin distinción de sexo ni raza ni creencias ni edad… al final, cada cual aplaude desde dentro de sí con lo que le venga en gana, incluso la sirena del vehículo de emergencias que pasa, el altavoz para la ocasión sobre el pollete, entre los geranios y la planta aloe vera, la marcha de la hermandad que no hará la procesión este año, la saeta que no se agarrará a la reja, la Internacional que nunca debió olvidarse, el himno de Riego para el preoparao o el de Blas Infante o el de la legión si cabe, que a estas alturas necesitamos muchas manos pero solo un corazón, nos podemos llenar de exquisiteces pero ya sabemos que hay mucha -pero mucha- gente que se ha dado cuenta de que la sanidad pública vale un potosí que no se paga con recortes ni privatizaciones ni fake news en los grupos de whatsapp.

Lo que escribimos en las redes sociales y las mensajerías instantáneas

Miras por las ventanitas de los móviles y etiquetas las actitudes de habitación con vistas al confinamiento entre: personas que no paran de compartir mensajes; personas que se salen de los grupos por saturación; personas que aún no acaban de entender qué son los fakes y los rebotan como si no hubiera un mañana; personas que dan por buenos los propios porque son de fuentes 100% fetén; personas que juran ante el mejor de los mejores artículos que se hayan escrito y leído sobre el asunto de marras en cuestión; personas que borran todos los mensajes, fotos y vídeos que lleven la flechita de reenviado… y así.

Alguien que espera la hora, pero en todo caso no es la nuestra

En el ‘Libro de Manuel‘ de Cortázar he encontrado la metáfora perfecta para definir con elegancia a una persona que (pon tú el calificativo, nombre y apellidos): alguien «que espera la hora».

-¿La hora de qué?

-Ah, eso…

-Tenías razón -dijo Susana-, Andrés está esperando una hora pero vaya a saber, en todo caso no es la nuestra.

O sea: «(…) es alguien que espera una hora, pero en todo caso no es la nuestra».