Alguien que espera la hora, pero en todo caso no es la nuestra
En el ‘Libro de Manuel‘ de Cortázar he encontrado la metáfora perfecta para definir con elegancia a una persona que (pon tú el calificativo, nombre y apellidos): alguien «que espera la hora».
-¿La hora de qué?
-Ah, eso…
-Tenías razón -dijo Susana-, Andrés está esperando una hora pero vaya a saber, en todo caso no es la nuestra.
O sea: «(…) es alguien que espera una hora, pero en todo caso no es la nuestra».