Confinamiento de sábado.

La noche que comenzó la campaña electoral, a la vuelta del acto en la Alameda, fui en coche sin parar desde el Parque de los Perdigones hasta la estatua del Cid, en el Prado, con todos los semáforos en verde. Al llegar a casa decidí no acompañar a mi gente de Dos Hermanas en la pegada de carteles de medianoche. Una premonición, de la que no supe hasta que ayer viernes, por la tarde, me hice un test Covid por si acaso esos síntomas de alergia, los mismos de todos los años desde la adolescencia, eran ropa de camuflaje.