Compositoras olvidadas
Venecia, 1568. Maddalena Casulana, primera mujer que publica su propia música, desafía el «necio error de los hombres» que los lleva a creer que son los únicos poseedores de los «elevados dones intelectuales» necesarios para componer, y señala que tales dones pueden ser «igualmente comunes» entre las mujeres.(1)