El muchacho de la bufanda

(hoy del Betis) dibuja figuras geométricas en una libreta (distinta a la de ayer) mientras espera el autobús. Me he fijado: no es tan muchacho, y maneja el bolígrafo de manera tan compulsiva como habla. Dice: «Me puedes mentir todos los días, pero no me puedes engañar todos los días». Se levanta, da la vuelta a la marquesina y vuelve a sentarse. Ojalá me regale alguna vez una de esas libretas cuando las acabe de llenar.

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We love the city because it lets us down.