Don’t forget

Me ha pasado muy a menudo en el interior de bar Soberao Jazz, donde sus paredes de casa antigua y sus escenas analógicas te imaginan naúfrago consciente de una isla desierta, de la que no quisieras irte, refugio con vistas al interior. Y me pasó recientemente, durante una hora y media, en la presentación del poemario 'Una flor', de Alejandro Palomas, en el patio de butacas de un teatro que albergaba a no más de 20 personas. Hay momentos en los que el lugar donde estás se transforma en una estancia ajena a los sopores y estares del mundo y…