Este martes hemos asistido a la Jornada de puertas abiertas organizada en el cementerio municipal de Benacazón, donde el arqueólogo de la Intervención de Exhumación de Víctimas del franquismo, Jesús Román, nos ha ofrecido información sobre los trabajos realizados, los hallazgos obtenidos y los pasos futuros del proyecto.
Esta intervención forma parte del Proyecto presentado por el Ayuntamiento de Benacazón, aprobado y financiado -a propuesta de la FEMP- por la Dirección General de Atención a las Víctimas y Promoción de la Memoria Democrática del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática del Gobierno de España, dentro del V Plan de Recuperación de Memoria Democrática 2024/2025.
Según fuentes municipales, en agosto del año pasado se localizó una fosa e indicios de otra, en base a numerosos testimonios orales de vecinos de la localidad. A apenas una cuarta de la superficie, se han encontrado 17 cuerpos de personas asesinadas por los golpistas en el verano de 1936, y se ha perimetrado otro espacio, de similares características, a unos centímetros de distancia.
Agradezco, como viene siendo costumbre, las enseñanzas del maestro Juan Morillo, las dosis de dialéctica histórica permanente de José María García Márquez, el tesón y apoyo tozudo del compañero Calado. Afortunado, y no es un decir ni por cumplir, de haber conocido y estar acompañado allí por nuevos compañeros y compañeras de Valencina y Sanlúcar la Mayor, la retratista inconformista Tamara Pastora y Juan Miguel Baquero, quien, por primera vez, me ha entrevistado como coordinador del Observatorio de Memoria Democrática de la Diputación de Sevilla. Hasta el refresco en Tunante, la cafetería del polígono vecino del cementerio (colmatación habitual de algunos pueblos del Aljarafe), ha contribuido a esa necesidad de mantener la distancia adecuada respecto del horror del asesinato impune a mis pies. Que uno se acostumbra a verlo con ojos y mascarillas de forense, pero nunca a pensarlo con la última mirada del represaliado.