Reconozco que no he escuchado un disco completo de Bruce Springsteen después de ‘Tunnel of Love’, es decir, desde ¡1987! Yo era un veinteañero y compraba un elepé cada vez que lograba juntar, de la paga de estudiante de mis padres, las 900-1.200 pesetas que costaban los vinilos en las tiendas de la calle Amor de Dios.

Aquellas canciones me borraron muchos prejuicios sobre el Boss. También influyó que leía bastante a Raymond Carver, y el estribillo «Piezas de recambio y corazones rotos hacen que el mundo siga girando» está más actualizado que nunca (basta echar un vistazo a las redes sociales).

Ahora, con la edad que me alumbra en modo «Esto es música para adultos que no puedes comprender» -canta Joe Crepúsculo en ‘Disco duro’- y con Javier Becerra escribiendo en La Voz de Galicia que «Existe un fan de Bruce Springsteen que aspira a que su mito musical saque otro ‘The River’ (1980) desde hace décadas», escucho ‘Western Stars’ y me gusta, tal vez porque sea más disfrutable por los no fans que por los fans, tal vez por el pecado de querer ser más Roy Orbison (podía haber optado por Scott Walker)… para mí, todo eso que no entiendo tanto como la crítica musical especializada, es lo de menos si consigues, mientras escuchas, amansar a tus prejuicios.