A pesar de que el dictador murió hace más tiempo del que su régimen se mantuvo imponiendo la noche oscura en nuestro país, en la Sevilla democrática del siglo XXI todavía quedan colegios, avenidas, calles y plazas con simbología fascista y/o nombres de conspiradores, militares represores y golpistas, lemas y leyendas que se burlan de las leyes de Memoria Democrática, los acuerdos de los plenos municipales y, lo que es más doloroso, las familias de víctimas que, en muchos casos, aún ignoran el lugar donde se encuentran los restos de sus ascendientes. Para decirles a estas ‘No os olvidamos’ y para recordar al gobierno del alcalde Espadas que cumpla sus compromisos, hoy hemos acudido a la concentración convocada frente al Ayuntamiento por los colectivos memorialistas de La Gavidia.

En Marismillas hay una escuela infantil municipal y un CEIP, el Cerro Guadaña. En este último, la mitad de sus 22 aulas (ubicadas en la segunda planta del edificio) están vacías porque, hace unos años, la Consejería de Educación trasladó el alumnado de 1º y 2º de ESO a centros educativos de Las Cabezas. Hoy hemos podido comprobar in situ que esas aulas del CEIP Cerro Gudaña están perfectamente disponibles para que la Consejería de Educación actual pueda utilizarlas y así bajar la ratio de chicos/as por clase y, por tanto, reducir el riesgo de contagios.

La población de El Garrobo no llega a 800 habitantes; la candidatura de Izquierda Unida, encabezada por Jorge Bayot, obtuvo mayoría absoluta en las últimas elecciones municipales (y en las anteriores). El Garrobo es, en la terminología al uso de hoy, uno de los pueblos sevillanos que podrían enmarcarse en la ‘España vaciada’. Las administraciones llevan algún tiempo utilizando ese concepto en documentos y discursos oficiales, y el salto al Congreso de una agrupación de electores (Teruel Existe) ha dado fuste a una idea que ya figura en agendas y programas de inversiones, pero mucho menos en las prácticas de quienes tienen otros objetivos más ‘elevados’ que pensar en las necesidades de los pueblos.

Me desperté de madrugada con la siguiente frase de la punta de la lengua del último sueño: «urge transmisión comunitaria de empatía». No volví a dormirme, así que la frase, entre remedo de ‘Rayuela’ y pintada en un muro (a veces se cruzan ambos caminos literarios, y entonces), me ha ido volviendo a lo largo del día desde que salí de casa, en el atasco por un control de drogas de la guardia civil poco antes de Carmona y, sobre todo, durante las cuatro horas que he pasado en La Luisiana, en una de esas mañanas en que das gracias a quien corresponda por estar donde estás.

Lunes por la tarde con Paqui López en el Parlamento de Andalucía, donde hemos mantenido una reunión con Pepe Solano y Pepe Quiñones, del grupo municipal de IU Las Cabezas, y nuestro parlamentario Ismael Sánchez.

La mañana de este lunes he estado en Espartinas, donde nuestros compañeros José Mª Calado y Fernando Iturralde forman parte del cogobierno municipal y llevan, entre otras materias, las concejalías de Salud, Educación, Obras y Servicios y Deportes. Por tanto, en estas semanas están a tope, con la vuelta a las aulas y las graves deficiencias en la atención primaria que venimos sufriendo en toda Andalucía.