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Dependencia

Herbert Marcuse teoriz贸 en El hombre unidimensional la decadencia del potencial revolucionario en las sociedades capitalistas, donde una organizaci贸n aparentemente tolerante hab铆a creado nuevas formas de control social que consegu铆an desmovilizar a la clase obrera, estimulando su af谩n de consumo y facilitando que se integrara plenamente. Las capas medias de la poblaci贸n y los niveles superiores de los trabajadores se adaptaron a un sistema que les ofrec铆a la posibilidad de poseer bienes y servicios que antes estaban reservados a los ricos.

Un aspecto importante del nuevo consumismo era que se basaba en el cr茅dito: en la hipoteca para la adquisici贸n de la vivienda y en la tarjeta de cr茅dito para el consumo ordinario. Y el cr茅dito era un factor que aseguraba la continuidad de la dependencia.

Josep Fontana, El siglo de la Revoluci贸n, p谩gs. 376-377.

Aqu铆 unas cuantas fotos de la semana:

(Imagen:聽Nighthawks.聽Edward Hopper by Art-Sheep, 2016).

El siglo de la Revoluci贸n

El 23 de febrero pasado The New York Times publicaba un largo art铆culo sobre 芦The Jobs Americans do禄 que comenzaba con este escalofriante p谩rrafo: Olviden las im谩genes de hombres con cascos de seguridad ante las verjas de las f谩bricas, de hombres con las caras ennegrecidas por el carb贸n, de hombres encaramados en lo alto de vigas de acero sobre la ciudad de Nueva York. El rostro emergente de la clase trabajadora americana es el de una mujer hispana que nunca ha puesto un pie en la f谩brica. Ese ya no es el tipo de trabajo que gran parte de la clase trabajadora hace ahora. En lugar de fabricar cosas, con m谩s frecuencia se les paga por servir a otros: por cuidar de los ni帽os de alguien o por los padres de alguien; por limpiar la casa de otro.

Hace unos d铆as compr茅 y empec茅 a leer El siglo de la Revoluci贸n. Una historia del mundo desde 1914, reci茅n publicada por Josep Fontana. Dicen quienes saben que Josep Fontana es uno de los grandes historiadores que tenemos, si no el que m谩s. Rajoy no estar谩 de acuerdo con esta afirmaci贸n, suponiendo que supiera de qui茅n se est谩 hablando.

En una magn铆fica (y afortunadamente extensa) entrevista en la revista Nuestra historia, Fontana dice que 芦La funci贸n del historiador no es anticipar el futuro, eso forma parte del profesional de economistas y pol铆ticos, sino la de tratar de explicar el presente a la luz de la evoluci贸n que lo ha configurado禄.

Un libro de historia escrito por 茅l no pasa desapercibido. En la cr铆tica de Babelia ya lo advert铆an: El siglo de la Revoluci贸n muestra 芦una versi贸n alternativa del mundo en que hemos vivido, y Occidente sale francamente maltrecho del negocio禄. Dicho de otra manera: si nos enga帽an con el presente, qu茅 no son capaces de reinventar del pasado.

En la introducci贸n de la obra, el autor deja claro que su intenci贸n es acercarnos a interpretar el tiempo que vivimos hoy, marcado por las enormes desigualdades sociales, a partir de las causas pol铆ticas del pasado y no como mera evoluci贸n aut贸noma de las fuerzas econ贸micas. Es decir, recuperando la pol铆tica 芦como un factor hist贸rico explicativo禄.

Creo que, efectivamente, s贸lo desde esa visi贸n global de lo vivido podremos entender c贸mo hemos llegado hasta aqu铆 y ser conscientes de que la maquinaria no se para y que, por tanto, los fines y los medios no son universales, ni en el tiempo ni en el espacio.

Por eso, El siglo de la Revoluci贸n no s贸lo es recomendable como aprendizaje y reflexi贸n: tambi茅n como llamada a la acci贸n. No es poco, culturalmente hablando.