Montparnasse
En Par铆s fui al cementerio de Montparnasse, como hacen muchas personas, a saber los motivos de cada cual. Visitar los restos de alguien que ya no es nada, es decir, que en realidad no est谩, es una de las expresiones m谩s propias de la naturaleza humana, de las que m谩s tienen que ver con lo que llevamos dentro, para bien o para mal. Tal vez fetichismo, claro,聽 y hasta necrofilia a veces.
Montparnasse es perfecto para repasarte las clavijas emocionales, pero mi condici贸n de turista accidental en esa ciudad, que llevo encima tan imaginaria como inabarcable, me oblig贸 a reconocerme ante Simone de Beauvoir y Sartre, primero (est谩n a escasos metros de la entrada) y luego, un rato m谩s de tiempo, con Julio Cort谩zar, con el que he estado recorriendo todo su Par铆s durante cinco d铆as, como quien intenta encontrar a la Maga en el Pont des Arts, el sitio perfecto para buscar lo que no existe.
Algo de raz贸n ten铆a aquel personaje de una pel铆cula espa帽ola de los noventa, no recuerdo cu谩l, que dijo 芦Par铆s no existe, es un invento de los franceses禄. El (驴la?) Par铆s que visit茅 a finales del siglo pasado tampoco existe, pero eso mismo es exactamente lo que nos pasa a las personas, as铆 que nada de melancol铆as.
(Junto a Cort谩zar, sus dos mujeres, Carol Dunlop y Aurora Bern谩rdez).
Hace unos d铆as vi en casa esta pel铆cula dedicada a Beauvoir y Sartre, no s茅 si muy acertada en la narraci贸n de su relaci贸n m谩s 铆ntima, aunque dudo que eso importe hoy.