Henna

Si no quieres parar, a veces hay que descansar. Hoy he preferido echar un poco el freno, sentarme un instante en lo más alto de la resbaladera antes de lanzarme de nuevo. Hablo del cerebro, del runrún, del motor al ralentí.

Por eso, en vez de volver a las Setas, he preferido pasar parte de la tarde de domingo en la jornada de solidaridad con el Pueblo Sáhara organizada en Dos Hermanas, unas horas de convivencia entre socias y socios donde podías degustar té, dulces, decorar tu cuerpo con henna o comprar artesanía hecha en los campamentos de Tinduf.

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