Desde el primer momento, a fines del otoño triste de 1956, en un café de París con nombre inglés, adonde él solía ir de vez en cuando a escribir en una mesa del rincón, como Jean-Paul Sartre lo hacía a trescientos metros de[…]
En la radio dicen que con nuestros actos tenemos que abandonar el qué dirán y buscar nuestra propia aprobación (sin caer en el absurdo, claro) para evitar convertirnos en seres acomplejados. Creo que esa prueba la he superado estas vacaciones.