Vanguardia

He aquí uno de esos momentos de la Historia que me habría gustado presenciar. Lo cuenta Josep Fontana en El siglo de la Revolución (Ed. Crítica, 2017).

En Zurich se podía encontrar en 1916 a los exiliados bolcheviques (que, con Lenin a la cabeza, preparaban la revolución), a James Joyce (que estaba escribiendo Ulises en medio de la mayor pobreza) y a un grupo de artistas -Hugo Ball, Hans Arp, Tristan Tzara…-, que fundaron el Cabaret Voltaire, en la misma calle en que vivía Lenin, y un movimiento que se llamaría Dadá: un movimiento de revuelta contra la sociedad existente. Pronto se dieron cuenta de que lo que hacían era también una misa de réquiem por el viejo mundo. Como diría Hugo Ball, «cada palabra que se pronuncia y se canta aquí expresa por lo menos una cosa: que está época humillante no ha logrado ganarse nuestro respeto».

Deja una respuesta