Tempus fugit

Agosto también tiene sus rutinas: la del mes inhábil, la de los cursos de natación y las escuelas de verano, la de quienes no tienen para vacaciones porque a duras penas hay para comer. El año pasado, tal día como hoy, estaba sin trabajo, cobrando el desempleo. A esta hora en que escribo -las ocho de la tarde- anduve precisamente en este mismo lugar, sentado en el césped de la piscina municipal. Ese primer día de agosto, que recuerdo mejor que anteayer, fue muy parecido al de hoy (lo cual no es necesariamente una apreciación despectiva), pero los muebles de mi cabeza de hoy son muy diferentes de aquellos: distintas preocupaciones, perspectivas, incluso maneras de ver los entornos más inmediatos.

Hay, no obstante, un hilo conductor que conecta mis primeros días de cada mes de agosto de mi historia particular: una canción de Radio Futura que me recuerda, por estas fechas, que la vida mancha, es cierto, pero siempre merece la pena toparse con cualquier excusa para celebrarla. Salud. 

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