Etiqueta: Christina Rosenvinge

Democracia taparrabos.

Las noticias abochornan a las preocupaciones ciudadanas expresadas en el CIS, los designios del cambio climático y la colección de hipérboles del diccionario. La caverna mediática titula «Amnistía o libertad»: más apropiación indebida imposible, más oximoron no puede ser, más razón tenía Lenin en su «Libertad para qué». La alternativa al antifascismo es la hora más oscura de Europa, una democracia taparrabos del neofascismo mainstream.

Morning

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Alma y los versos sáficos.

A las diez y veinte de la mañana recibo una foto de un recién nacido sobre su nido del hospital público: «Luis Domingo Escamilla Galán ya está en el mundo». Insinuación gráfica evidente: otro bético más. (Para no gustarme el fútbol, estoy que me salgo). La mañana vacacional transcurre tibiamente entre los hechizos de la Celestina (a través del diario de Elicia) y las canciones de Tulsa; la tarde, hasta la puesta de sol, de recorrido fotográfico y mitológico (a través de los versos sáficos de Christina Rosenvinge). Y la noche, tras la cena, con Alma Mahler y Kokoschka: «Él no te dejó vivir, yo no te dejaré morir».

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2023: Cultura del azar.

Si tuviera que elegir banda sonora original para (no necesariamente pensar en the very best of…, solo) recordar 2023, tendría en mente un poco de cada: clásicos de ayer en hoy (Belle and Sebastian, Iggy Pop, Everything But The Girl, Christina Rosenvinge, Jay Jay Johanson, Blur, PJ Harvey), lo nuevo clásico (sic: Rone, Nation of Language, Tulsa), los descubrimientos (Yaeji, Avalon Emerson, Jessie Ware) y temas que no olvidaré: la nostálgica Les cents prochaines années (Albin de la Simone), la tejedora Recovered Files (Neuman), el romanticismo de Fiestas del Patrón (Eddi Circa), las preciosas Loading (James Blake), The Sea (Romy), Sirens (Devendra Banhart), el hombro del camarada de La Guerra ha Terminado (Dani Llamas, The New Raemon) y el descaro de Todos menos tú (Parquesvr, I-Ace). Todo este conglomerado de músicas del azar (no las he elegido yo: me han elegido ellas a mí) tal vez tengan una cumbre, digamos, si tuviera que escoger la más representativa (¿por qué una?): la maravillosa colección de canciones del disco de Caroline Polachek Desire, I Want To Turn Into You (título y frase con la que explota Welcome To My Island).

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La cura para todo es siempre agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar

He visto ‘Karen’, una película dirigida por María Pérez Sanz e interpretada por Christina Rosenvinge, Alito Rodgers Jr e Isabelle Stoffel. Según la sinopsis de Filmin, «Un retrato íntimo de los últimos tiempos en África de la colona danesa Karen Blixen, escritora de la famosa novela ‘Memorias de África’. Y en especial, de la particular relación con su criado somalí Farah Aden. Una extraña amistad en la que diferencias que parecen insalvables se diluyen ante un entendimiento ancestral». ‘Karen’ dura algo más que un elepé y las escenas, basadas en textos de Isak Dinesen (su seudónimo literario; la frase que titula este post es suya), se desarrollan como si fuesen canciones de un disco, con diálogos tan relevantes como los silencios, solo interrumpidos, en un par de ocasiones, por dos temas a guitarra interpretados por Christina Rosenvinge.

Christina Rosenvinge: Un hombre rubio

«Un espectro recorre Un hombre rubio: es la sombra de un hombre misterioso que dialoga con sus fantasmas mientras busca el Santo Grial y pide protección a los dioses durante la travesía».

HOMBRE: del latín homo -is. Ser animado racional, varón o mujer.

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Enter

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Tal día como hoy, en 1851, Foucault demostraba, a través de un enorme péndulo, la rotación de la Tierra. Foucault escribió que el saber es el único espacio de libertad del ser. Cuenta Esteban Peicovich en sus Poemas plagiados que un niño argentino de diez años pregunta a su madre, después de salir de su primera misa católica:

-Decime, mamá… ¿amén es como enter?

En Mundo Obrero, José María Alfaya refiere esta anécdota y añade que «con mi whatsapp y mi twitter no puedo competir con tus televisiones». Unas páginas más adelante, Dolores de Redondo profundiza en la llaga:

Hoy la televisión no nos dice cómo tenemos que pensar, sino sobre qué debemos hacerlo; marca los temas sobre los que se habla y se discute en cada centro de trabajo, en cada centro de estudio, en cualquier conversación. Cada mañana al despertarse toda España habla de lo mismo, en los cuatro puntos cardinales, y eso implica que también se ha decidido de qué y de quién no debe hablarse. (más…)