Siempre hacia adelante

Camino de Konecta, en Bollullos, Radio 3 me regala una canción de León Benavente y pienso en lo inevitable: la vida, el tiempo, siempre avanza, y en tu mano está dejar que el futuro sea una simple repetición del presente. O no.

Dice Eagleton en Esperanza sin optimismo que «tenemos necesidad de la virtud porque estamos rodeados de villanos».

No me gusta citar conversaciones de whatsapp, pero lo cierto es que Antonio, Fernando y yo nos fuimos de allí, y que allí se quedaron las personas que nos recibieron, y cuando Maíllo los califica de héroes y heroínas no está siendo un bienqueda, ni doraba píldoras a nadie: tenías que haber visto la cara desencajada del trabajador que iba y venía a decirnos que nos teníamos que marchar, que no podíamos seguir allí dentro. 

Las camareras de piso en los hoteles se inyectan ibuprofeno, en Konecta toman citalopram. Son la nueva versión del crecimiento económico, los efectos colaterales como norma. El incremento de la plusvalía directamente proporcional al de la miseria en los principios.

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