Sevilla -> Alcalá de Guadaíra -> Peñaflor

Este 28 de abril se celebra el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. La provincia de Sevilla acabó 2017 con 29 personas muertas en el tajo, y lo que llevamos de año, desgraciadamente, no mejora la triste estadística. De hecho, Sevilla es la segunda en el terrible ranking de siniestralidad laboral. Pero no es sólo eso: el conjunto de accidentes con baja ha aumentado con respecto a 2017, tanto en los accidentes in itínere como en jornada de trabajo, y prácticamente en todos los sectores de actividad.

En el manifiesto de CCOO y UGT, que se ha leído esta mañana en Las Setas, se añade además «la existencia de un subregistro de las enfermedades de origen laboral debido a la mala praxis de las Mutuas en la determinación de las contingencias, que derivan enfermedades profesionales a los servicios públicos de salud para que sean tratadas como enfermedades comunes».

Además, han aumentado las enfermedades por exposición a riesgos psicosociales; «de los casos de acoso laboral, sobre todo en las mujeres; y de las agresiones a trabajadoras y trabajadores debidas al deterioro de los servicios públicos».

Después de asistir a este acto, hemos acompañado a Antonio Maíllo al instituto de educación secundaria Albero, en Alcalá de Guadaíra, donde nos hemos entrevistado con el director del centro y hemos comprobado que el estado de la cubierta de una de las alas del edificio es un verdadero coladero. Me comenta la compañera María, concejala de IU-Alternativa Alcalareña y profesora en ese instituto, que los alumnos y alumnas que dan clase en las aulas situadas bajo esa cubierta «tienen un horario para días de lluvia y otro para días sin lluvia» y que cuando llueve «el agua que entra por el techo de las aulas acaba inundando la planta alta y bajando por las escaleras como una cascada». A todo esto, hay que añadir lo más sorprendente: esa cubierta fue reparada el verano pasado, con una inversión de 80.000 euros; sin embargo, las primeras lluvias demostraron que no sólo fue una reparación en vano, sino que la entrada de agua es todavía mayor que antes de las obras.

El final de la jornada ha sido en Peñaflor, desde donde escribo esto. En este pueblo, más cercano a la ciudad de Córdoba que a la Sevilla, tenemos un alcalde que es conocido en las redes sociales por Pepe Rap, un ejemplo de cómo se puede trasladar a las instituciones aquellos mensajes que nos hicieron salir a las calles un 15 de mayo de 2011. Mi última visita a este municipio, hace poco, fue para asistir a un acto de Marea Blanca, en el mismo sitio donde hoy ha intervenido Antonio Maíllo: el Teatro Municipal. La vez anterior fue en verano pasado, cuando Pepe y su equipo de gobierno se encerraron en el centro de salud para exigir el fin de los recortes que sufrían sus vecinas y vecinos en los servicios de atención primaria durante julio y agosto. Su dignidad y empeño hacen que me sienta orgulloso de formar parte de una organización que hoy cumple, precisamente, 32 años.

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