Protagonismos

Lunes al sol de primavera en otra jornada reivindicativa de pensiones públicas dignas, se me atraviesa la película de Sorrentino al ver a una joven cruzar la avenida de la Constitución con su vestido de feria, una extraña bolsa negra de la mano, turistas japonesas haciéndole robados (y yo también).

Una movilización como esta será revolucionaria cuando la giovinezza entre en acción y haga del volumen, masa. Hegemonía sería que la chica de flamenca llevase en la bolsa un chalequillo amarillo de la Plataforma. Todo se andará.

En la jornada de hoy, la concentración celebrada en Plaza Nueva (y también en otros 200 municipios de la provincia y de todo el Estado) ha puesto el dedo en la llaga del llamado «Producto Europeo de Pensiones Individuales», una nueva vuelta de tuerca en favor de la burbuja de los planes privados, alimentando las desgravaciones fiscales de éstos y bajando los brazos, por acción y omisión, en el refuerzo del Sistema Público de Pensiones.

En su nerviosismo electoral, el Gobierno de Rajoy está mirando con un ojo los presupuestos y con el otro el marrón de Cristina Cifuentes. En ese camino, ha intentado desmovilizar con una pírrica subida del 3% al 25% de las pensiones de viudedad, algo que ya estaba previsto desde 2013, dejando el resto con la miseria del 0,25% y más de la mitad de pensionistas perdiendo poder adquisitivo otro año más.

Cuestión de protagonismo. Un compañero de Podemos de un pueblo cercano a la capital me agradece que esté en todas partes sin perder la discreción. Le devuelvo el agradecimiento, aunque hay quien piensa lo contrario: que estoy en todas partes para salir en las fotos. Si es cierto que nunca es suficiente, que a veces pido horas prestadas en vano, más cierto es que ser y estar depende de los ojos que te miran.

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