Presencias y ausencia

A las 9, 30 de la mañana he asistido con Paqui López al consejo de administración de Sevilla Activa, que hoy ha retomado el formato presencial. Estudiándome la documentación, leo el siguiente párrafo en el denominado “Informe sobre ReActiva”:

El derecho a disfrutar de una vivienda digna es un derecho constitucional, que los poderes públicos deben de asumir como una obligación, siendo responsables en su toma de decisión a la hora de establecer contenidos a los ciudadanos que garanticen políticas sociales de vivienda encaminadas a responder a la necesidad habitacional de las familias con escasos recursos económicos.

Qué pena, pienso, que el alcalde de Castilblanco se pase por el forro estas cosas. Y que sus superiores hayan otorgado, al callar.

Después de la reunión en Diputación, desayuno flashback en el mismo lugar donde aguardamos la llegada de Irene Montero hace cuatro meses, días antes de que la vieja normalidad se trastocara por la declaración del estado de alarma. Hoy aguardamos la concentración en San Telmo, que ha sido extraordinaria en cuanto a asistencia de cargos públicos. Muy especialmente hay que felicitar a quienes han hecho todo lo posible para garantizar el éxito de la presencia institucional (y no solo) de nuestra provincia.

Una convocatoria de este tipo sale bien si tardas mucho en irte a la siguiente cita. En esta ocasión, no me atrevo a poner nombres de personas ni lugares, si bien he de hacer un esfuerzo para no olvidar las conversaciones, los compromisos de quedada, las citas apuntadas en la agenda de los móviles y las que aún no tienen fecha.

PD: He leído unas cuantas dedicatorias a Ennio Morricone. En mi caso, me apasioné con su música gracias a sus partituras para la serie de televisión ‘Marco Polo’ (1982), una joya de banda sonora que conservo en un disco de vinilo que un día no sé cómo pude encontrar. Ya entonces era muy conocido por sus composiciones para Sergio Leone y por Novecento, Jesús Quintero lo utilizaba a menudo como fondo de armario para El Loco de la Colina y su Sacco y Vanzetti se cantaba en varios idiomas (yo lo conocí en clase de francés, con Moustaki). Fue, además, el genio comunista al que Hollywood le negó el Oscar hasta 2016, aunque dudo mucho que él lo necesitase ni que nosotros lo hayamos necesitado para emocionarnos.

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