Macondo

“El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.

Hoy, cincuenta años después, todo lo que existe tiene un nombre porque tiene un precio; el dedo que señala es un emoji y, en ocasiones, somos igual que los habitantes de Macondo, vivimos el siglo XXI como indígenas que echan de menos una tierra que nunca existió.

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