Los dos enemigos de la sanidad pública andaluza

Susana Díaz presume de la sanidad pública andaluza, pero los últimos datos disponibles cuentan que Andalucía es la autonomía con el menor presupuesto sanitario por habitante de todo el país: 1.007,11 euros por persona, una cantidad muy alejada de la media estatal, que son 1.232,60 euros, y más distante aún de los 1.584,73 euros que invierte el País Vasco, la autonomía que más destina a la sanidad pública.

No hace falta ser un séneca para conocer lo que pasa en verano en nuestros centros de salud y hospitales. En Albaida del Aljarafe, donde tenemos la tasa de natalidad más alta de España, no hay pediatra entre junio y septiembre. Y no sólo en verano: el otro día nos dijeron que en la atención primaria en Olivares han reducido de cinco a tres el personal médico y de dos a uno el personal administrativo, además de, al parecer, trasladar parte del material sanitario a Sanlúcar la Mayor.

Para colmo, la tasa de temporalidad en el empleo del Servicio Andaluz de Salud está por debajo de la media estatal: un 30,1 %, incluso peor que en la Comunidad de Madrid o Murcia, dos feudos de la derecha más rancia del Estado.

Pero ella sigue presumiendo de su sanidad pública andaluza y, como es marca de la casa, utiliza su habitual populismo folclórico, confundiendo la crítica a su modelo de gestión con la crítica a los/las profesionales que trabajan en el sector. Y luego va y pone en boca de su aparato mediático (que también es digestivo, porque comen de la cosa) que desde la Junta se va a invertir en la mejora y estabilidad de la plantilla del SAS, al mismo tiempo que rechaza en el Parlamento nuestra Proposición No de Ley para dotar a la sanidad andaluza con 150 millones de euros adicionales provenientes de la flexibilización del déficit autonómico pactada con el gobierno de Rajoy.

La habitación del Hospital de Valme donde atendieron a Susana Díaz cuando tuvo a su bebé no era igual que el resto: fue tuneada durante las semanas previas al parto. Tal vez ella confunda la calidad que recibió entonces con la que reciben todas las personas que utilizan este servicio público, que es excelente en lo personal, pero escasa en medios y recursos. Negar esa evidencia, negar que la sanidad andaluza es una de las víctimas de las recetas políticas practicadas durante esta crisis, no es ningunear a quienes critican tales deficiencias, sino ningunear a quienes las padecen. Yo también me siento orgulloso de tener un Servicio Andaluz de Salud: por eso quiero que sea modélico, que no sufra recortes, ni privatizaciones encubiertas o simplemente descaradas.

Como dice Antonio Maíllo en Twitter:

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