Leyendo ‘Franquismo S. A.’: “Nuestra Cruzada es la única lucha en que los ricos que fueron a la guerra salieron más ricos”

La base de ‘Franquismo S. A.’ es la reparación de las víctimas de la dictadura “moral, judicial y económicamente, que es en última instancia la verdadera resistencia a la memoria histórica”, porque “Solo una cultura de memoria integral construye una democracia digna” (pág. 30). La reparación económica, que nunca se ha planteado en España (sí en Alemania), señalaría con el dedo a empresas que hoy en día “cotizan en el IBEX 35, como Naturgy (Gas Natural), OHL o Iberdrola” que “se lucraron con la represión y el modelo autárquico que impuso el dictador”.

Siguiendo en paralelo el ejemplo (que no es ejemplar) de lo sucedido en Alemania tras el régimen nazi, el primer foco se centra en la burguesía catalana “que se enriqueció con el Holocausto”, empezando por los festivales dedicados a Wagner (en cuyo patronato estuvo el conde de Godó y dueño de La Vanguardia), pasando por Mateu Pla, presidente de La Caixa durante 30 años, siguiendo con Félix Millet i Maristany, consejero del Banco Popular y fundador de Òmnium Cultural (sic), “que volvió de Trieste en plena Guerra Civil para luchar con los fascistas frente a la República” (pág. 46) y culminando -por ahora- en la familia Sagnier, “una de las más poderosas de la historia de Cataluña”, cuyos vínculos con la aristocracia política del país catalán nos lleva hasta… (efectivamente) la familia Pujol Ferrusola; y -oh sorpresa- Mercedes y Lorenzo Milá, nietos de Luis Milá Sagnier, abogado y piloto que luchó junto a los fascistas “en el Tercio de Montserrat y participó en la Batalla del Ebro”.

Otro clásico: el Deutsche Bank, que se blanqueó en nuestro país gracias a su filial Bancotrans (en mi infancia, nunca faltaban en casa los almanaques de este banco, que ocupaba los bajos del edificio de El Arenal donde hoy está el DB), también en manos de José Pellicer.

En estos primeros años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, buena parte de los negocios del Holocausto en España llegaron de la compañía alemana IG Farben, fabricante del Zyklon B, veneno con el que se gaseaba en los campos de concentración del nazismo y que se trasladó a nuestro país gracias a Franco, para quien “Nuestra Cruzada es la única lucha en que los ricos que fueron a la guerra salieron más ricos” (pág. 51: discurso pronunciado en Lugo el 20 de agosto de 1942).

En palabras de Max Aub en su obra Hablo como hombre: “La guerra de España -la nuestra- fue una guerra de clases, quien no lo vea así no puede comprenderla; guerra del pueblo contras las oligarquías”. En palabras de Agustín de Foxá: “En mis años mozos yo me adherí a la trilogía falangista que hablaba de patria, pan y justicia. Ahora, instalado en mi madurez, proclamo otra: café, copa y puro” (pág. 56).