La fuerza de los débiles 

«Me formaré buenos hábitos, y seré esclavo de esos hábitos». Este lema estaba en el pergamino número uno de El vendedor más grande del mundo, escrito por Og Mandino a mediados de los ochenta del siglo pasado. El especialista en libros de autoayuda dedicó «respetuosamente» su bestseller (más de 50 millones de ejemplares colocados) «al gran vendedor W. Clement Stone, que ha armonizado el amor, la compasión y un sistema singular del arte de vender».

Si Og Mandino hubiese vivido la política andaluza, sin duda habría dedicado su libro a Susana Díaz; así, sin cambiar nada, nada más que el nombre de la persona homenajeada.

Abre uno cualquier periódico, página web o TL de una red social y, por norma, comprueba que ya nos hemos convertido en esclavos de los hábitos. Como en aquel letrero de un bar de Sevilla donde decía: «Prohibido hablar de la cosa«, el neoliberalismo salvaje ha integrado la crisis y los recortes en el sistema inmunológico social, ha provocado que la reacción ante los despidos, la pérdida de derechos conquistados, la disminución de la calidad de los servicios públicos o los desahucios, haya descontado el efecto mediático, la capacidad de indignación y movilización.

Pero están ahí: la cosa está ahí. En mi vuelta de las vacaciones, los primeros asuntos sobre la mesa están empapados de reducción de calidad de servicios imprescindibles para la comunidad, como en el caso del Parque de Bomberos fantasma de Santiponce. En este asunto, por ejemplo, resulta doloroso acudir a determinadas interpretaciones que podrían calificarse de alarmistas; porque no tiene sentido atender un siniestro con efectivos que han de venir de otros pueblos cuando hay instalaciones y equipamiento a sólo dos minutos del suceso.

Cierran las piscinas y el agua pasa del baño al cuello. Este septiembre, mes propio de la educación, llega con nuevos recortes debajo del brazo de nuestra amorosa, compasiva y gran vendedora presidenta, Susana Díaz. En esta ocasión es ella sola la que se ha metido en un jardín, sin poder sacar ningún conejo de la chistera de Rajoy, como ha hecho en ocasiones anteriores. Como explicamos en el comunicado de prensa -elaborado a capella con Fran Martínez, compañero de Dos Hermanas, maestro de la pública en Los Palacios y maestro particular en estos temas), la presidenta andaluza ha empujado al paro a más de mil docentes, obligado a traslados a otro tanto, recortado apoyos educativos y refuerzos pedagógicos, y lo ha hecho con la habilidad de un trilero, aderezando con una oferta digna de la escuela de Og Mandino: implantando un segundo idioma en dos cursos de primaria -cosa con la que todo el mundo está de acuerdo- como tapavergüenzas que oculta lo que, desde la Junta, se niegan a reconocer: la supresión de unidades escolares públicas, el incremento de la ratio por aula, la falta de horas de preparación en enseñanza bilingüe, la necesidad de cubrir las bajas… y eso, sin hablar de las eternas caracolas.

Hay muchas maneras de explicar el hartazgo social derivado hacia la desmovilización. Hay muchas causas que podrían explicarlo, pero, con respecto a las movilizaciones por la Educación Pública en Andalucía, sí me sorprendió, muy gratamente, la excelente participación de la comunidad educativa (no sólo de personas docentes afectadas) en la concentración del pasado 4 de agosto ante la Delegación Provincial. Este sábado, los sindicatos y las plataformas han convocado una manifestación, a la que no podemos faltar si queremos que, frente a la fuerza de la costumbre, salga reforzada la de los débiles.

Manifestación 03092016 EducaciónPública

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