Manifestación en Sevilla desde/hacia el mismo sitio que el sábado pasado (de la Consejería de Educación a San Telmo), pero con climatologías antagónicas. En esta ocasión, coincidiendo con una huelga educativa que, según la Junta, solo han seguido 13 profesores de secundaria, lo cual demuestra que en las guerras de cifras también se puede alcalzar el ridículo.
La crisis sanitaria y sus efectos sociales han desbaratado los clichés argumentales de los días de huelga. Esta de hoy ha sido extraña por la confluencia de muchos factores diferentes, a veces contradictorios entre sí, lo que ha provocado que hayan participado personas que nunca lo han hecho, y viceversa. Madres y padres tienen miedo al contagio. La falta de un/a maestro/a no es solo un día menos de sueldo. Muchas familias trabajadoras se encuentran en una situación laboral o de convivencia límite. A la clase de mi hijo ha asistido la mitad de sus alumnos/as; me pregunto a qué obedecen tanto las presencias como las ausencias.
Por eso no me siento con suficiencia por haber podido ir a la manifestación con mi familia al completo (lo cual no justifica otras actitudes conocidas y habituales de siempre, claro). Dicho esto, nadie debe equivocarse: los motivos de la huelga están perfectamente justificados y la responsabilidad de garantizar la vuelta segura a las aulas tiene nombres y apellidos.
Galería: Además de la crónica gráfica del blog ‘Marea Pública’ de Alfonso Romera, que puedes ver aquí, también te recomiendo la de mi (también) querido amigo Antonio Alcántaras ‘Pintamonos’, que puedes ver al detalle en su página de Facebook.
