Facebook, marxismo-leninismo, letra gótica, speakers’ corner y likes

Concentraciones de hoy en Sevilla, Huelva, Cádiz y Córdoba.

Facebook ha logrado desfigurar la impresión que teníamos de alguna gente. Hay quienes nos sorprenden por lo que verdaderamente muestran y quienes nos sorprenden porque muestran lo que quieren que creamos que (y sabemos, o intuimos, que no) son; y al final, como suele suceder, puesto que no está el paño para la impostura y el postureo en las redes sociales, lo más natural (dentro y fuera de la pantalla) es lo más creíble, seas como seas. Qué curioso, ¿verdad?

En mi opinión, si decides estar expuesto/a en una red social, lo más oportuno es evitar el sometimiento a los cánones del like; mostrarte como te ves (ya que cada cual te verá con sus ojos) y, en todo caso, caer lo menos posible en los gadgets de los compradores de información, que es lo peor que tiene entrar en este mundo paralelo que ha convertido en puros algoritmos mercantiles los conceptos de libertad, igualdad y democracia.

Muchos de los hijos de gente de Silicon Valley que conozco van a colegios Waldorf que por lo general prohíben los dispositivos electrónicos”.

Jaron Lanier, en ‘Diez razones para borrar tus redes sociales de inmediato’ (2018)

De mi experiencia particular (es decir, la inevitable levedad del ser indisociable del político) añadiría a la cosecha esta apreciación: la modestia, a la hora de valorar tu contribución a la causa, no es un síntoma de debilidad, sino de honestidad, siempre y cuando actúes en consecuencia (para evitar la frustración).

A mí me pasa como Hobsbawn decía de Engels: «Su odio por lo que representaba la burguesía y lo que la hacía comportarse de aquel modo no era un odio inguenuo por los hombres de mala voluntad en comparación con los de buena voluntad. Era parte de la crítica de la crueldad del capitalismo que automáticamente convertía a los explotadores colectivamente en una ‘clase totalmente carente de moral, incurablemente corrupta por el egoísmo, corroidas en sus mismas entrañas'».

Lo que sucede es que no utilizo la palabra «odio» porque comparto con Victoria Assiego que «la retórica del odio es un virus peligroso y como todos los virus se contagia a gran velocidad, especialmente, en contextos de tensión, desigualdad, precariedad, miedo y vulnerabilidad».

Esa actitud no es nueva (aunque se ha afianzado durante los meses de confinamiento y todavía hoy). Cuando era concejal en Dos Hermanas, había gente que me ubicaba en la «izquierda moderada», probablemente por mi forma de expresarme, por mi retórica. Pero creo que es un error confundir retórica con carácter, y éste con ideología. Se puede ser marxista leninista y no hablar con letra gótica ni llevar cualquier conversación trivial al speakers’ corner. Hay quien no lo entiende, pero ante la incomprensión me grabé la palabra ‘indulgencia’ cuando leí Ana Karenina, durante los primeros días del verano fatal que está terminando.   

A propósito de este tuit rescato de Hobsbawn otra cita: «Las ideas no se convierten en fuerzas hasta que se apoderan de las masas y esto, como bien saben los publicistas, requiere muchas repeticiones e incluso conjuros». Nótese que el comentario que hago a la noticia no es demasiado original, pero el número de retuits es bastante elevado para lo que se gasta en mi timeline. El motivo es que un periodista influencer ha hecho RT (gracias, Juanma).

PD: Y sí, efectivamente, mi manera de expresarme en este blog, en buena parte de las ocasiones, consiste en dejar nudos sin desatar… en realidad, para provocar la reflexión. Qué cosa más ingenua y demodée para los tiempos que corren (que vuelan) ¿no?

PD2: Ya habrá alguien que diga: «Sí, sí, pero nos has colado ya un tuit y la foto de las concentraciones de hoy contra el gobierno andaluz».

Coordinador de Izquierda Unida Sevilla.

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