El mito de la caverna strikes again

Emociona que se utilice la expresión «justicia poética» para calificar el tamayazo no consumado de ayer en el Congreso. He echado un minuto de vista al hastag #pucherazo y he pensado en una crónica futurista orwelliana, incapaz de predecir una red social con semejantes hilos conductores de desesperación, frustración, mofa y befa, drama VS comedia, desternillos o desquicios. Los HT de Twitter cada día me recuerdan más a esa ráfaga de flashbacks que cuentan de los instantes antes de la muerte, cualquier parecido con la realidad es un meme, no en vano la ficción es un relato de los despachos donde se fabrican los hilos, los fakes, la obsolescencia programada de la geopolítica y las cortinas de los telediarios.

«A un líder cuestionado, designar un enemigo interno le permite convertir a sus rivales políticos en facciosos, alborotadores, agentes extranjeros. Pero también le resulta útil designar un enemigo exterior y aparentar que reacciona frente a sus amenazas: presentándose como el garante de los intereses superiores de la nación, adquiere majestuosidad. Según los occidentales, eso explica que Vladímir Putin haya endurecido la represión contra sus opositores y que, al mismo tiempo, en la cuestión ucrania haya exigido garantías de seguridad a Estados Unidos a sabiendas que no serían satisfechas (…). Ahora bien, puestos a señalar, Joseph Biden está, como mínimo, tan interesado como su homólogo del Kremlin en entablar un pulso diplomático para poner remedio a su impopularidad…» (Guerra y democracia, Serge Halimi en Le Monde Diplomatique, febrero de 2022).