Conociendo el nuevo convenio colectivo del campo sevillano

Esta mañana me he informado a fondo del contenido del nuevo convenio colectivo en el campo sevillano, firmado días atrás entre la patronal y Comisiones Obreras. Se trata de un acuerdo que afecta a más de 140.000 trabajadores y trabajadoras de la provincia en explotaciones forestales e industrias de actividades agrarias (fundamentalmente: elaboración de vino, aceituna, aceite, queso, manipulado, almacenamiento, transporte y transformación de frutos o productos agrarios).

Tengo que agradecer, como siempre, la predisposición de  Mónica Vega y Juan Antonio Caravaca, a quienes he conocido precisamente en el ámbito de las movilizaciones de los últimos meses a raíz precisamente de este tema.

No es sencillo aprobar una regulación de las relaciones laborales en un sector donde la precariedad, la subcontratación y la desigualdad hacen tan difícil asegurar su cumplimiento. Controlar a empresas agrícolas, sometidas al régimen agrario no es lo mismo que hacerlo a una ETT que contrata por el régimen general. No existe el mismo grado de cumplimiento de convenio en la recogida del melocotón que en la aceituna, donde se paga por espuerta, o la naranja, que suele pagarse por cajón recogido.

La casuística es tan diversa y permite tantos agujeros legales que resulta farragoso encontrar a quien incumple, sobre todo cuando el propietario de las tierras se limita a cobrar el dinero que le paga una subcontrata por recogerle la cosecha (la llamada «compra en el árbol»).

Precisamente, la efectividad en el cumplimiento de lo pactado en el nuevo convenio será la principal ocupación en la que, según me han informado, trabajarán desde el sindicato durante los próximos meses, gracias a la inclusión de cláusulas novedosas que mejoran la capacidad de inspeccionar a esas empresas que compran la fruta directamente del árbol, o priorizan la igualdad entre mujeres y hombres, dada las nefastas experiencias de los últimos meses sobre acoso laboral y sexual en los campos de Huelva.

A este último respecto, traigo aquí el artículo Las trabajadoras del oro rojo que escribió Pastora Cordero en la página 11 de la revista de la Secretaría Confederal de Mujer e Igualdad de Comisiones Obreras, en marzo del año pasado:

Pero la realidad es que los abusos abundan por los campos onubenses y las víctimas son las temporeras de la campaña de la fresa, que no denuncian por el miedo a ser despedidas. 

“Hazme caso o te cuento menos cajas”, susurran los abusadores del poder.

Bajo los plásticos, camioneros y capataces se pasean entre ellas. Se detienen y lanzan algún piropo machista. Las muestras de hombría se aplauden. Pero en muchas ocasiones no queda opción: aceptar las “condiciones” del patrón es la única alternativa. Con deudas, descendencia, etc. es difícil negarse a nada, ni resistir a las amenazas.

Mi agradecimiento también, a Carlos Aristu, que me ha acompañado durante toda la reunión y que siempre  asiste a los encuentros entre IU Sevilla y CC.OO.