Miserables 

La crisis nos trae obesidad, se consumen menos productos frescos y más comida basura, barata e hipercalórica. Tenemos la tasa de obesidad infantil más alta del mundo, sesenta por ciento. 

Supongo que habrán informado de esto en los medios, que me consta habrán echado el resto con el gesto de no homenajear a Rita Barberá por parte de nuestra gente en el Congreso, a quien un vocero del régimen ha llamado ‘miserable’ en RNE. Miserables somos por defender a miserables como los de Novecento, sí, como los miserables de La madre de Gorki, también, miserables como los miserables oprimidos de Los miserables de Victor Hugo.

Quien acusó a Alberto Garzón de miserable, en realidad, lo estaba halagando, a él y a todas las personas que creemos que los gestos son como las corbatas: pueden ser muy bonitas, pero también símbolo de opresión. Seguro que ese periodista (con perdón para la profesión) no ha dicho ni mu de los otros miserables, los que llevan bonitas corbatas y tienen otros problemas de obesidad ajenos a la crisis. Con su grasa intelectual mueven las máquinas del sistema, pero ya escribió Victor Hugo en Los miserables que las que conducen y arrastran al mundo no son las máquinas, sino las ideas.

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