La mano invisible: Arte y Parte

El arte como actitud. Cuando hablo de generar redes, no sólo me refiero al activismo de la calle, ni a ir a todas las manifestaciones, ni a defender todas las causas difíciles. La respuesta social es un collage donde unas personas están en las mareas, otras en los tajos, algunas parando desahucios y las más educando, haciendo pedagogía en valores humanos y generando un futuro distinto desde el ámbito familiar.

Esa composición se teje también con libros, películas, canciones y exposiciones plásticas, lo mismo que dando clases en el colegio o repartiendo folletos en la plaza de abastos del pueblo. Incluso en las instituciones: no estando en venta tu conciencia, sabiendo a quién defiendes y por qué.

Esa actitud existe, sólo hay que tenerla y sumarla. La he encontrado en La mano invisible, película cooperativa dirigida por David Macián, basada en la novela homónima de Isaac Rosa. El séptimo arte provocando e invocando a la conciencia de clase donde más falta hace: convirtiendo el trabajo en un espectáculo, empujando al abismo a una limpiadora, un albañil, un mecánico, una costurera, un camarero, una montadora de piezas, un mozo de almacén o una teleoperadora, avocando a decidir entre ser peones de ajedrez o romper el tablero.

La película sólo ha tenido dos pases en Sevilla. Por suerte, en el segundo (que ha sido este jueves) ha estado el director, con quien hemos podido echar un rato de conversación al final. Él también es parte de nuestra red.

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