En La Algaba: Homenaje a la militancia

Con Antonio Maíllo en la inauguración de la sede de Izquierda Unida en La Algaba. En mi intervención, que transcribo aquí, he hecho un alegato a la militancia. Este:

Ya conocemos el texto de Pepe Mújica sobre la militancia. Lo podéis leer en la web de Izquierda Unida:

«¿Qué sería de este mundo sin militantes?, ¿Cómo sería la condición humana si no hubiera militantes? No porque los militantes sean perfectos, porque tengan siempre la razón, porque sean superhombres y no se equivoquen… No, no es eso.

Es que los militantes no vienen a buscar la suya, vienen a dejar el alma por un puñado de sueños. Porque, al fin y al cabo, el progreso de la condición humana requiere, inapelablemente, que exista gente que se sienta en el fondo feliz en gastar su vida al servicio del progreso humano. Porque ser militante no es cargar con una cruz de sacrificio, es vivir la gloria interior de luchar por la libertad en el sentido trascendente.»

Lo que estamos haciendo hoy aquí es, en buena parte, un homenaje a la militancia. Con un añadido a las frases de Mújica, que se refiere a “los militantes”, así en masculino: en la sociedad en que vivimos, todavía es mucho más duro ser una mujer militante. Las mujeres que estáis aquí lo sabéis bien.

En Izquierda Unida hay un debate sobre el concepto de militante, relacionado con el de afiliado/a. Una persona afiliada es la que paga la cuota por pertenecer a la Organización; siendo esto importante, lo más importante es que esa persona sea activista social, que esté en la calle, que trabaje codo con codo con quienes sufren las consecuencias de este capitalismo salvaje.

Izquierda Unida lleva en su ADN el concepto de militante. Muchos compañeros y compañeras que han ido en nuestras candidaturas no son personas afiliadas a Izquierda Unida. Tenemos un buen número de concejales y concejalas, incluso alcaldes y alcaldesas, que no tienen la afiliación a Izquierda Unida, pero sí son, como decía Múgica, “gente que se sienta en el fondo feliz en gastar su vida al servicio del progreso humano”.

Ser militante en Izquierda Unida es doblemente complicado y tiene doble mérito. No es como esos partidos a los que mucha gente se afilia para hacer carrera, tener privilegios y acabar al otro lado de una puerta giratoria. La inmensísima mayoría de las personas que están en el activismo social, parando desahucios, en los piquetes de las huelgas o en las mareas blancas, verdes… tienen que buscarse la vida para comer, tienen una familia, llegan (llegáis) tarde a casa.

Permitidme la broma: si se hiciera un estudio de la militancia de Izquierda Unida, seguro que el porcentaje de personas divorciadas sería mucho mayor que la media. Porque es muy difícil conciliar la vida familiar cuando se está luchando por cambiar la sociedad. Porque la inmensísima mayoría de los concejales y concejalas de Izquierda Unida que se dejan el pellejo en los pueblos no reciben un céntimo a cambio, y eso también lo sabéis quienes estáis aquí.

He sido concejal en Dos Hermanas, sé muy bien lo que digo. Durante ocho años he tenido que compaginar mi trabajo, desde por la mañana hasta las 8 de la tarde, con el de concejal de la oposición. Sin cobrar un céntimo. Mis compañeras y compañeros de trabajo me decían: o ganas dinero por algún sitio y nos estás mintiendo, o eres tonto. Me levantaba por la mañana con la familia durmiendo y cuando llegaba a casa ya se habían acostado. Igual que ahora, que prácticamente sólo veo a mi hijo los fines de semana, y eso teniendo en cuenta que muchos fines de semana también los tengo ocupados. Y aún así, no me puedo quejar, porque tengo la fortuna de, ahora sí, recibir un sueldo por mi dedicación a esta organización.

La fortuna de haber conocido a la militancia de nuestros pueblos. Antonio Maíllo siempre dice que en la provincia de Sevilla tenemos excelentes militantes. A mí me sorprende que él conozca tan bien a tanta gente de nuestras asambleas, lo que demuestra, entre otras cosas, que él también es militante y que, como yo, se siente afortunado por estar aquí hoy.

Soy consciente de las dificultades que viven nuestras asambleas locales. Del extraordinario esfuerzo que habéis hecho para inaugurar hoy esta sede. De lo que os ha costado y lo que os va a costar. En Dos Hermanas todavía conservamos un cartel del PCE de finales de los años 70 que decía “El único argumento que no tenemos es dinero”. En ese cartel aparecían obreros construyendo una sede, precisamente la sede del Partido en Dos Hermanas. Hoy aquí, a pesar de las carencias, sois las mujeres y los hombres que habéis heredado el esfuerzo de aquellos militantes.

Mi más sincera enhorabuena.

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