Arquitectura y moralidad

Resulta que no necesitamos un estadio para aplaudir, que nos vale con una plaza, una calle, unas ventanas de bloque de pisos vpo, balcones o azoteas, comunismo de palmas en plena distancia social, sin distinción de sexo ni raza ni creencias ni edad… al final, cada cual aplaude desde dentro de sí con lo que le venga en gana, incluso la sirena del vehículo de emergencias que pasa, el altavoz para la ocasión sobre el pollete, entre los geranios y la planta aloe vera, la marcha de la hermandad que no hará la procesión este año, la saeta que no se agarrará a la reja, la Internacional que nunca debió olvidarse, el himno de Riego para el preoparao o el de Blas Infante o el de la legión si cabe, que a estas alturas necesitamos muchas manos pero solo un corazón, nos podemos llenar de exquisiteces pero ya sabemos que hay mucha -pero mucha- gente que se ha dado cuenta de que la sanidad pública vale un potosí que no se paga con recortes ni privatizaciones ni fake news en los grupos de whatsapp.